Aquellos que me conocen lo saben bien, ¡me encanta el lujo! Desde luego como cliente (¡¿y a quien no?!) pero también como inversor. El lujo es sin ningún tipo de dudas el mejor sector anti crisis que pueda haber, con todos mis respetos por la comida rápida (que también me encanta, como inversor). Desde el comienzo de la crisis, el lujo no ha hecho más que crecer, y es que, esta situación de desaceleración económica tan prolongada que estamos viviendo no ha afectado a todos por igual. Los consumidores de lujo siguen teniendo posiciones de caja y patrimonio muy interesantes y siguen queriendo consumir. Que nadie lo dude, no se consume lo que uno quiere sino lo que uno puede consumir. Evidentemente, a mayor poder adquisitivo, mayor consumo potencial, en todos los sentidos (por lo tanto, el objetivo de cualquier gobierno debería ser aumentar lo más posible la renta per cápita de su país).
Una de las empresas mejor gestionadas en el mundo y con una de las clientelas más fuertes, que siempre me ha apasionado, es uno de los buques insignias de este maravilloso sector que es el sector del lujo, el grupo LVMH. Su facturación hasta septiembre ha sido de 16.303 millones de euros, casi un 15% de incremento respecto al mismo periodo de 2010. ¿Qué otros sectores tienen estos crecimientos en los tiempos que corren? No tengo palabras. Para aquellos que no conozcan el grupo, estamos hablando de marcas como Louis Vuitton, Moët & Chandon o Loewe. ¡Me encanta! Vaya sectorazo y vaya empresa, sí señor. ¿Alguien se imagina lo que rindan 16.000 millones de euros con los márgenes que hay en el lujo? Mi más sincera enhorabuena a esta grandísima y fantástica compañía, que además de una imagen de marca absolutamente extraordinaria, tiene una posición de caja más que envidiable. Que nadie lo dude, este es un sector durísimo, ¿o alguien cree que una marca como Chanel se crea de la noche a la mañana? A disfrutar señores del lujo, empresas y clientes, queda desaceleración para rato… Desaceleración para otros claro.
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