Que el sector de la automoción en occidente no pasa por su mejor momento es algo que, tras cinco años de crisis (porque esto empezó en julio de 2007), es algo que conocemos todos. De hecho, los fabricantes a los que les va bien son aquellos que menos dependen de los mercados europeo y norteamericano, y más ventas están sacando de los BRIC y LatAm. En fin, sé que siempre tratamos de hablar de empresas que lo están haciendo bien con la que está cayendo, pero hoy me gustaría hablar de un gigante del automóvil al que pocas veces se le tiene en cuenta, será porque sus coches, con todos mis respetos, no tienen tanto glamour como otros pero que resultan una muy buena alternativa cuando se busca un medio de desplazamiento privado. PSA es una empresa enorme, que da empleo a muchísimos trabajadores en todo el mundo y que vende muchos, pero muchos coches. El problema es que Europa le está lastrando de una manera feroz y cinco años pasándolo mal son muchos años, incluso para un gigante.
Por ello, el gobierno francés, como ya hiciera el norteamericano con GM, mucho más conocida y competidora directa de PSA, se plantea un rescate. Como en todos los casos, este rescate puede tener varias formas, aunque al fin y al cabo, sólo se puede ver desde dos puntos de vista. O entra en Balance como Exigible o como No Exigible, así de fácil. Es decir, o bien se inyecta el dinero como capital (No Exigible) o se trata de un préstamo, con la forma que sea (crédito al uso, bono corporativo, etc.). La diferencia es, en principio importante, ya que el No Exigible no conlleva el pago de intereses y el Exigible sí, aunque aportaciones a capital dan derecho a voto en el Consejo de Administración y la concesión de un crédito no. Veamos consecuencias de una y otra forma de rescate:
- Capital: el accionista mayoritario, en este caso la familia Peugeot, tendría que dar más espacio al gobierno francés que. por cierto, ya controla el 15% de la compañía y, por tanto, ya está en el consejo. La empresa no tiene ninguna obligación legal de pagar dividendos al Estado. Por lo tanto, el Estado recuperará el dinero invertido cuando haya pasado la tempestad y el valor de las acciones haya subido, liquidándolas, para reinvertir estos rendimientos sobre capital en algo de interés para el contribuyente, que es el que financia la operación.
- Exigible: la empresa se vería obligada al pago de intereses, algo que podría hacer sólo si el negocio funcionase de nuevo. En caso de impago, los acreedores principales podrían forzar el concurso de acreedores. En tanto en cuanto la empresa pague su crédito, el Estado y los contribuyentes (vía casi única de financiación de un Estado hoy en día), verán rentabilidad a la operación.
Los que me conocen saben que no soy nada intervencionista. Dicho esto, si fuera Presidente de Francia, sin ningún tipo de duda me sentaría junto con mi Ministro de Economía y Hacienda y los gestores y accionistas de la empresa para buscar un plan de reactivación del negocio de la empresa y les ayudaría en todo lo que pudiera. Si fuera necesaria una ayuda económica, desde luego la daría, siempre y cuando el plan sea creíble y pensase que se puede sacar la empresa adelante, algo que, a la vista de la información de la que dispongo (y sólo tengo acceso a la información hecha pública), así creo. PSA es una de las empresas de mayor relevancia de Francia, da trabajo sólo en ese país a más de 100.000 trabajadores, y creo que dispone de un producto suficientemente bueno como para competir en cualquier mercado (y personalmente no soy muy fan de sus coches). Eso sí, me temo que la travesía será dura, pero estoy convencido de que PSA saldrá adelante, de hecho, en Asia sus ventas no han parado de crecer en los últimos años. Mucho ánimo y suerte a todos.
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