La guerra del pasivo se está
prolongando ya tanto que se ha convertido en una auténtica guerra de
trincheras, en la que se lucha calle por calle, y ahí están las sucursales,
peleando por llevarse el mayor número de nóminas de su zona. Los depósitos
siguen siendo otro caballo de batalla importante y por el que se sigue luchando
a cara de perro. El problema es que son ya muchos españoles los que han perdido
la confianza en su banco de siempre y, hasta que no se reestructure el sector y
se cierre definitivamente el rescate a España, me temo que la cosa y el sentir
de los clientes no cambiará.
Mi consejo en este momento es
dejarse querer y escuchar la mejor oferta posible, como decía un señor que
vendía detergentes: busque, compare, y si encuentra algo mejor, cómprelo.
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