Me encanta hablar bien de
cualquier empresa, pero hay algunas por las que siento una especial
sensibilidad, como Pescanova. Y es que ser de origen, entre otros gallego,
marca.
Pescanova está en un sector dificilísimo
que requiere unas fuertes inversiones en activos fijos, no sólo en su
adquisición, también en su mantenimiento, y se ve obligada a operar allende los
mares, nunca mejor dicho, y con márgenes muy estrechos. Además, la logística es
clave, los tiempos entre preparación del producto y su puesta en la cadena de
distribución son largos y el personal no sólo es muy importante, sino que al
encontrarse embarcados (no todos evidentemente), no es precisamente barato. Eso
sí, no maneja producto perecedero, siendo así, dudo que su negocio fuera
posible.
Pues bien, este pedazo de
multinacional ha mejorado su beneficio un 2%. Alguno dirá: “teniendo en cuenta
que la inflación está por encima del 3% tampoco es para tanto”, y bueno, considerando el encarecimiento del combustible y que España aún es muy relevante en su cuenta de resultados, no está nada mal. Además, hay que tener en cuenta las importantes inversiones en acuicultura que ha realizado los últimos años que ahora hay que amortizar y que tienen su impacto.
Mi más sincera enhorabuena a
estos señores y desde aquí el deseo de que estas cifras sigan mejorando. Estimando el crecimiento que el mercado exterior (es decir, fuera de
España) viene mostrando los últimos años, lo más normal es que siga siendo así.
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