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jueves, 23 de enero de 2014

La deuda pública española disparada.


Mucho se está hablando de la caída de la prima de riesgo española, que es una fantástica noticia, principalmente porque eso significa que a nuestras empresas les sale mucho más barato financiarse… Las grandes claro, las pymes siguen sufriendo esta asfixia financiera que comenzó allá por el mes de septiembre de 2008.

El sector privado, familias y empresas llevan 5 años reduciendo a un nivel menor que el deseado, eso sí, sus niveles de endeudamiento, algo absolutamente necesario para ganar competitividad y que el país vuelva a la senda del crecimiento, sostenido y sobre todo sostenible. El problema es que el sector público no deja de endeudarse, cada emisión de deuda en la que se coloca todo lo solicitado, se celebra como si fuera una fiesta. A este respecto hay que decir algunas cosas:

1º.- Que te presten dinero no es algo que se deba celebrar: si has tenido que pedir dinero es porque no lo tienes, y no tener dinero es algo muy triste.

2º.- La deuda hay que pagarla, siempre. Eso es lo único malo que tiene, por lo demás, el apalancamiento financiero es una auténtica maravilla.

3º.- Pagar intereses no genera ninguna riqueza en absoluto, salvo para el que los recibe. En el caso del Reino Unido, desde que comenzara la crisis, el pago de intereses de la deuda supera al presupuesto de sanidad y defensa juntos… ¿Me puede alguien explicar en qué se están beneficiando los británicos de esto?

4º.- En el caso español en concreto, esta deuda pública disparada y galopante, está generando un déficit público que hay que financiar, y para ello, la ocurrencia ha sido una subida de impuestos tras otra… De hecho, ya se está hablando de una subida del IVA al 23%, cuando era del 16% antes de la crisis.

Por lo tanto, hay que tener en cuenta lo siguiente respecto a la deuda pública española: lo que sería un motivo de fiesta es que se dejara de emitir deuda pública y se empezara, por fin y de una vez por todas a amortizar la que tenemos, es decir, a reducir su volumen. Hay un punto de no retorno que, una vez pasado, tiene muy difícil solución, y es una ratio entre deuda pública y PIB del 100%. A cierre del último trimestre de 2013, este ratio el caso español es del 92,7%... Estamos demasiado cerca como para seguir festejando cualquier nueva emisión.


A esto hay que añadir que el apalancamiento financiero sólo es rentable si se utiliza para invertirlo en activos que generen un retorno superior al coste de la propia deuda. ¿En qué se está invirtiendo lo recaudado en estas emisiones de deuda española? Lo diré claramente, como lo haría una archi famosa marca de productos de higiene íntima femenina: N – A – D – A, ¡NADA! Este dinero que tenemos que pagar todos los contribuyentes, familias y empresas se está utilizando en financiar gasto corriente. ¿No sería más lógico reducir ese nivel de gasto?


Voy a hacer esta pregunta de otra manera. Supongamos que una familia de 4 miembros tiene unos gastos de 5.000€ al mes, y los ingresos, que provienen de la mujer y del hombre fueran de 6.000€ al mes, a orden de 3.000€ cada uno. Ahora imaginemos que el padre de familia pierde el empleo, y pasa a cobrar el subsidio por desempleo, cifrado en 1.100€ mensuales durante los primeros 6 meses. En este caso, los ingresos serían de 4.100€, lo que supone que la familia tendría un déficit mensual de 900€. En este caso, esta familia tiene tres alternativas:


1º.- Tirar de ahorros para suplir esos 900€ de déficit.

2º.- Pedir un préstamo para usar ese dinero en financiar el déficit, es decir, en mantener su nivel de gasto.

3º.- Reducir sus gastos y dejarlos en una cifra lo más cercana a los 4.100€ o mejor aún, por debajo.

¿Qué sería lo más lógico? Claramente la tercera alternativa. El Estado español lleva apostando por la segunda alternativa desde hace más de 5 años. ¿Es una alternativa sostenible en el tiempo? Claramente no. ¿Por qué? Porque llegará un punto en el que ya nadie le preste dinero a esa familia. Lo que muchos expertos esgrimen es lo siguiente “si EEUU tiene una ratio de deuda pública respecto al PIB del 120% y Japón por encima del 200%, ¿por qué no nos van a seguir financiando a los españoles?” Esta pregunta tiene una respuesta muy directa y muy sencilla al mismo tiempo: La economía española no es la estadounidense ni la japonesa, por desgracia igual que por fortuna tampoco es la griega, la portuguesa o la irlandesa.

Conclusión: festejemos las reducciones en los niveles de deuda pública en lugar de alegrarnos por su crecimiento. El apalancamiento financiero para la financiación de gasto corriente es una muerte lenta, pero muerte al fin y al cabo.

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