Recuerdo esa clásica pregunta que
me hacían mis mayores cuando era pequeño ¿qué quieres ser de mayor?
La verdad
es que cambiaba mucho de opinión, según el día, el tebeo que hubiese leído o lo
que hubieran echado en la tele… Sin embargo, hoy a mis 33, lo tengo clarísimo:
cuando sea mayor quiero ser LVMH. Si, lo sé, soy un adorador de Inditex, y es
que mis ancestros gallegos son muy fuertes pero he nacido para el lujo, que le
vamos a hacer, a unos les gusta la jardinería, a otros hacer punto, y a mí, el
lujo, es una cruz que tendré que llevar toda mi vida.
Veamos, ¿qué tiene LVMH de bueno?
Absolutamente nada, porque LVMH no es bueno, es sencillamente extraordinario.
Es la mayor empresa de lujo del mundo, ¿y que tiene el lujo que sea tan
atractivo? Analicemos por un segundo, de manera muy somera como es este sector:
- Amplísimos márgenes
- Anticíclico
- Muchísimo glamour (lo que permite hacer otros tipos de negocios menos glamurosos pero igualmentye lucrativos
Lo tiene todo, y encima vistes,
comes y hueles de maravilla, ¿qué más se le puede pedir a LVMH? Bueno, sólo una
cosa, que sea de mi propiedad… En fin, hasta que eso se produzca tendré que
conformarme con babear (y digo bien, pues es algo literal) con su
comportamiento en ventas. Según cifras publicadas hoy, LVMH ha presentado un
beneficio neto para el ejercicio 2012 de 3.424 millones de euros, lo que supone
un crecimiento del 12% respecto a 2011. Lo diré otra vez, LVMH crece y a un
ritmo de dos dígitos… Por su parte, la cifra de negocio se quedó en 28.103
millones de euros, un 19% más que en 2011 (ahora, además de babear, lloro).
Muchos dirán “ya claro, es que está creciendo en mercados emergentes, sobre
todo en Asia”. Correcto, LVMH está teniendo un importante crecimiento en ventas
en Asia, pero también crece en Europa (si, ese continente que tiene una moneda
común, a la que se le está metiendo una caña tremenda), y en EEUU (si, ese país
que no termina de levantar cabeza y al que le quedan dos años para que este
infierno termine).
Impresionante, sencillamente, y es que, el lujo, como
decíamos, es anti cíclico… Bueno, eso, y que LVMH es una empresa como la copa
de un pino, que funciona como un reloj. Mi pregunta es ¿qué ocurrirá a partir
de 2017 cuando los países emergentes, que hoy son el paraíso, se peguen el
castañazo que, irremediablemente, se tienen
que pegar? “Agorero, para eso queda mucho, y habrá que ver qué pasa”,
dirán algunos… Les diré lo que pasará con LVMH: Que seguirán vendiendo, y más
que hoy, porque el cliente de LVMH siempre tiene dinero, y tiene más en
situaciones generales de penuria. Moraleja: Si pueden ser una cosa en esta
vida, sean LVMH.
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